El sábado al mediodía me trasladaba en automóvil por San Antonio cuando al llegar a la intersección con calle Belgrano colisioné contra el papelón. O fue la vergüenza?
Si bien no hubo heridos de gravedad, el hecho frustró mi mediodía de sábado.
Me senté en el club y sin siquiera poder probar el vermú, miraba atónito el panfleto oficial que tan gentilmente me entregó la Directora de Producción.
“Para qué el Presupuesto 2008?” rezaba el papel, seguido de 7 puntos que aún no le encuentro sentido.
El primero decía “Mejora de Servicios públicos del municipio”, y un alud de conceptos atacaron mi consciencia. Es una cuestión de presupuesto? Me pregunté.
Luego prometía “Invertir en Obras de Infraestructura para mitigar inundaciones” cuando se sabe que no es una cuestión que esté al alcance de la comuna.
Después siguió con “Invertir en Turismo, cultura y deporte para nuestros gurises”, y ahí empecé a temblar y me atacaron los escalofríos. Construiremos hoteles, teatros y canchas con las arcas comunales?
Ya desorientado, la presión por el techo, la propuesta de “Promover Actividades Productivas y Empleos Genuinos” me estremeció. Crearán una financiera municipal?
Por último, la idea de “Mejorar la atención a los vecinos sin aumentar la planta de personal” cuando ya habían recategorizado los puestos políticos me pareció una mezcla de falta de respeto abierta con delirio agudo. Hablarían de automatización y robótica?
A 30 días de recién comenzada la gestión, no sería mejor trabajar un poquito en vez de repartirse el presupuesto?
Quien es el autor intelectual de todo esto? La reencarnación de Boris Carloff?
Mientras terminaba de digerir este hecho, e hilvanaba algunas conclusiones, sentía como un ligero aliento acariciaba mi nuca.